jueves, 2 de diciembre de 2010

Queremos tanto a Leslie





Me enteré por mi hermano y confieso que al principio no supe si creerle, pero no me costaba tomarme dos segundos para cerciorarme en internet y efectivamente, Leslie Nielsen había muerto. La noticia nos dejó a ambos con cierta tristeza que luego me enteré que otros amigos compartían. Es cierto que ni “La pistola desnuda” ni “¿Dónde está el piloto?” quedarán en los anales del cine como una de las obras maestras del séptimo arte ni Leslie Nielsen formaba parte del selecto club de actores legendarios como Marlon Brando, Jack Nicholson y Robert de Niro, pero el vínculo que se puede tener con Leslie Nielsen era mucho más fuerte.
Creo que Nielsen se volvió con el tiempo una especie de amigo o de terapeuta, una especie de amigo o terapeuta a quien recurrir en los momentos de bajones, cuando necesitamos reírnos un rato. Soy de los que defienden al cine como una forma de expresión artística y que por lo tanto debe apuntar a la excelencia artística, pero también creo es válido querer solamente pasar un buen rato sin mayores pretensiones de hacer denuncias sociales o ver algo que nos cambie nuestra percepción del mundo y la vida. A su vez existe una prejuicio que en el fondo es clasista (ya que la tragedia era asociada en un inicio con las clases altas y la comedia con las bajas) de que mientras la tragedia es un género de calidad y seriedad temática la comedia no es más que un burdo entretenimiento de discutible gusto. Sin embargo hasta el más culturoso de nosotros debe reconocer que todos necesitamos reírnos a veces, reírnos y pasarla bien sin exigirle demasiado a nuestras cabezas, divertirnos pasarla bien y olvidarnos por un momento de nuestros problemas que suelen ser bastantes. Leslie Nielsen es alguien a quien podemos encomendarnos cuando necesitamos reírnos, una especie de confidente o amigo que nos aguanta la cabeza que siempre estaba dispuesto a aguantarnos la cabeza en el cine, el videoclub más cercano o en la página de donde descarguemos películas.
A fin de cuentas, Leslie, me gustaría poder creer que por más que estés muerto te las arreglarías para leer este blog, sólo quería decirte de hay mucha gente que te tiene cariño, aunque nunca te haya conocido personalmente, darte un gracias enorme por todas las risas que no me has arrancado y por las que me vas a seguir arrancando.

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