Comentarios que recibí ayer sobre mi entrada anterior (el cual ustedes pueden leer) me hizo reflexionar mucho sobre la misma y tras haberla tenido en stand by toda la noche, decidí volverla a publicar por dos razones.
La primera y la más evidente para todo el mundo es porque en ella digo algunas cosas que creo y seguiré sosteniendo probablemente hasta que me muera o que alguna experiencia me demuestre que estuve equivocado. Creo fervientemente que el modelo de belleza fisica que se nos impone es una forma de opresión por la cual se le genera a la gente inseguridades que los hacen volverse consumidores acríticos de cualquier porquería que se nos quiera vender. También me resulta triste y patético que haya gente que se preocupe desmesuramente por su aspecto fisico, como si este fuera la única manera posible de ser feliz haciendo que se posterguen otros aspectos de la condición humana que a mi entender son más importantes para tener una vida plena y feliz. También considero repugnante que mediante este virtual lavado de cerebro, muchas personas decidan poner al límite la capacidad de resistencia de su cuerpo, sometiendolo a hambre, actividad fisica excesiva, arriesgando en casos la salud y la vida. Cosa distinta es una sana preocupación por la estética y el cuidado fisico, lo cual es una cuestión de salud, higiene y valoración de uno mismo. Es cierto que el límite entre una cosa y la otra, muchas veces no resulta todo lo claro que tendría que estar.
En segundo lugar y más importante, decidí mantener la entrada anterior porque es una buena ilustración de un error que lamentablemente es muy común y es en muchos casos el origen de los problemas que tiene y ha tenido la humanidad. Que uno esté absolutamente convencido de lo que piensa no lo hace el dueño de la verdad ni le da derecho a pasar por encima de quienes piensan o se comportan de manera distinta. En la anterior entrada, descalifiqué y humillé públicamente a una persona, la traté de banal y subnormal, solamente porque bajó varios kilos respecto a la última vez que la vi y porque se tiñó el pelo de rubio. No me gusta lo que hizo, pero no es ningún crimen. Fui prejuicioso, superficial e inluso, bastante fascista, esa no es la clase de persona que quiero ser.
La chica en cuestión tiene derecho a elegir un forma de vida con la que yo no estoy de acuerdo, siempre y cuando no le haga daño nadie, hasta donde podemos saber, no le ha hecho daño a nadie, salvo quizás a ella misma, pero eso no podemos más que suponerlo. Yo en cambio si le hice daño, poniendola en la picota, por eso saqué las fotos que había subido. Visto que esas fotos estuvieron solamente un día online y que mi blog no convoca precisamente multitudes, no creo que le haya arruinado la vida.
Siempre he defendido y sigo defiendo la libertad de cada persona a elegir la forma de vivir que le parezca la mejor, aún cuando tenga mis reparos respecto a esas forma de vivir o directamente no me guste ese camino. Me indigna que desde los centros de poder, se nos quiera imponer acríticamente una forma de vivir. En mi entrada anterior terminé haciendo justamente lo que quería críticar, imponiendo (dentro de mis limitadas posibilidades) una forma de vida.
También decidí dejar la entrada anterior, porque no me avergüenza equivocarme, si me avergonzaría no reconocer mis errores ni enmendarlos en la medida de lo que se pueda. A la chica en cuestión, le pido mis más sinceras disculpas. A Dying Lenore que me defendió y me apoyó apasionadamente aún en mi error, le doy las gracias, su constante apoyo es muy importante para mí y muchas veces la razón por la cual sigo adelante. A quienes me criticaron y me hicieron ver que estaba equivocado, gracias también por ello, en especial a quien considero una amiga y que más de una vez ha sabido defenderme de agresiones gratuitas que he recibido. Como amigo, espero tener el coraje y la claridad para señalarle errores que considere que cometa en el futuro y darle la posibilidad de corregirlos a tiempo.
De poetas y locos
Hace 7 meses