lunes, 28 de febrero de 2011

Bajar tres cambios, reconocer los propios errores

Comentarios que recibí ayer sobre mi entrada anterior (el cual ustedes pueden leer) me hizo reflexionar mucho sobre la misma y tras haberla tenido en stand by toda la noche, decidí volverla a publicar por dos razones.
La primera y la más evidente para todo el mundo es porque en ella digo algunas cosas que creo y seguiré sosteniendo probablemente hasta que me muera o que alguna experiencia me demuestre que estuve equivocado. Creo fervientemente que el modelo de belleza fisica que se nos impone es una forma de opresión por la cual se le genera a la gente inseguridades que los hacen volverse consumidores acríticos de cualquier porquería que se nos quiera vender. También me resulta triste y patético que haya gente que se preocupe desmesuramente por su aspecto fisico, como si este fuera la única manera posible de ser feliz haciendo que se posterguen otros aspectos de la condición humana que a mi entender son más importantes para tener una vida plena y feliz. También considero repugnante que mediante este virtual lavado de cerebro, muchas personas decidan poner al límite la capacidad de resistencia de su cuerpo, sometiendolo a hambre, actividad fisica excesiva, arriesgando en casos la salud y la vida. Cosa distinta es una sana preocupación por la estética y el cuidado fisico, lo cual es una cuestión de salud, higiene y valoración de uno mismo. Es cierto que el límite entre una cosa y la otra, muchas veces no resulta todo lo claro que tendría que estar.
En segundo lugar y más importante, decidí mantener la entrada anterior porque es una buena ilustración de un error que lamentablemente es muy común y es en muchos casos el origen de los problemas que tiene y ha tenido la humanidad. Que uno esté absolutamente convencido de lo que piensa no lo hace el dueño de la verdad ni le da derecho a pasar por encima de quienes piensan o se comportan de manera distinta. En la anterior entrada, descalifiqué y humillé públicamente a una persona, la traté de banal y subnormal, solamente porque bajó varios kilos respecto a la última vez que la vi y porque se tiñó el pelo de rubio. No me gusta lo que hizo, pero no es ningún crimen. Fui prejuicioso, superficial e inluso, bastante fascista, esa no es la clase de persona que quiero ser.
La chica en cuestión tiene derecho a elegir un forma de vida con la que yo no estoy de acuerdo, siempre y cuando no le haga daño nadie, hasta donde podemos saber, no le ha hecho daño a nadie, salvo quizás a ella misma, pero eso no podemos más que suponerlo. Yo en cambio si le hice daño, poniendola en la picota, por eso saqué las fotos que había subido. Visto que esas fotos estuvieron solamente un día online y que mi blog no convoca precisamente multitudes, no creo que le haya arruinado la vida.
Siempre he defendido y sigo defiendo la libertad de cada persona a elegir la forma de vivir que le parezca la mejor, aún cuando tenga mis reparos respecto a esas forma de vivir o directamente no me guste ese camino. Me indigna que desde los centros de poder, se nos quiera imponer acríticamente una forma de vivir. En mi entrada anterior terminé haciendo justamente lo que quería críticar, imponiendo (dentro de mis limitadas posibilidades) una forma de vida.
También decidí dejar la entrada anterior, porque no me avergüenza equivocarme, si me avergonzaría no reconocer mis errores ni enmendarlos en la medida de lo que se pueda. A la chica en cuestión, le pido mis más sinceras disculpas. A Dying Lenore que me defendió y me apoyó apasionadamente aún en mi error, le doy las gracias, su constante apoyo es muy importante para mí y muchas veces la razón por la cual sigo adelante. A quienes me criticaron y me hicieron ver que estaba equivocado, gracias también por ello, en especial a quien considero una amiga y que más de una vez ha sabido defenderme de agresiones gratuitas que he recibido. Como amigo, espero tener el coraje y la claridad para señalarle errores que considere que cometa en el futuro y darle la posibilidad de corregirlos a tiempo.

sábado, 26 de febrero de 2011

Contra la rubiatificación del género femenino

(Por favor leer luego, mi siguiente entrada)

Por razones que no vienen al caso nombrar, he tenido que pasar estos días encerrado en casa y con bastante tiempo libre. La primera consecuencia de ello es que mi humor se pone de mal en peor, sobre todo con el día precioso que hace hoy. Lo segundo es que casi sin darme cuenta empiezo a buscar formas cada vez más estúpidas de pasar el tiempo, entre ellas buscar en facebook a ex compañeros de liceo que nunca agregaría para chusmear si están y hacerme una vaga idea sobre que fue de su vida.
Una vez que había buscado a toda mi generación decidí seguir con personas de las generaciones continuas a las mías. Entre ellos a una chica un año mayor que yo a la que recuerdo gracias a sus atributos físicos. Como podrán ver en las fotos que subí, hay una diferencia abismal entre lo que era aquella ex compañera y lo que me devolvió el facebook, pero si observan detenidamente verán que es la misma persona, además de que los amigos en común que tengo con ella, son todos ex alumnos de mi colegio, por lo que no queda ningún lugar a dudas.
Será que ando con demasiado tiempo libre, pero lo cierto es que lo que me mostró el facebook me molestó bastante. ¿Por qué una linda gurisa decidió forzar su biología al máximo para ser una caricatura del ideal de belleza que los medios de comunicación nos venden? A decir verdad, nunca intercambié palabra con ella, salvo cuando estábamos en la escuela y me decía “maricón”, así que no puedo saber si era una chica con muchas luces o no, uno diría que no lo es, pero por la poca información que pude ver, se recibió de abogada o está estudiando abogacía y trabaja una importante oficina del estado, así que tan estúpida no puede ser. Lo que me lleva a la siguiente pregunta, ¿Por qué una abogada o casi abogada de 28 años pone en el facebook fotos de perfil dignas de una pendeja de 15? ¿Hay alguna frustración de su adolescencia de la que se está desquitando ahora?
De todas formas, es preocupante, estamos hablando de una universitaria, que no tiene el menor sentido crítico para pensar dos segundos como se nos manipulan mediante el uso y abuso de un único ideal de belleza. Por otro lado, si yo fuera el padre de ella la echaría de la casa de una patada en el culo (si es que aún viviera en mi casa) y la desheredaría. Sacrificar no sé cuantos años de vida pagándole un colegio privado y aparentemente también universidad privada, para que su concepto de realización personal sea tener un cuerpo de modelo-tonta y lucirlo como changuito de 15 años por la web. Lo peor es que mantener esa silueta le debe estar costando un esfuerzo bastante considerable y seguramente poniendo a riesgo su salud. Digamos la verdad, no tiene una mirada muy saludable esa chica. No se puede asegurar de que si la mandaron a colegio católico sea necesariamente porque viene de una familia religiosa, pero sí de que creían que en la vida hay cosas más importantes que una abultada cuenta bancaria y un par de nalgas. Aunque quizás esté suponiendo demasiado, la verdad que había cada energúmeno de padre restándole puntos a la humanidad. ¿Cuántas mujeres así hay en el mundo? ¿Cómo es posible creer que se va a alcanzar la felicidad manteniendo una figura antinatural y calentando a cuanto macho energúmeno haya por Internet? ¿Qué tiene esta clase de gente en la cabeza?
La verdad, mi querida ex compañerita de colegio, eras mucho más linda antes y pese a que me llamabas maricón, cuando fantaseaba contigo tenía de que agarrarme y podía hacerme la ilusión de que eras gente, ahora me das lástima, me preocupas y me imagino que te debés sentir como plástico al tacto.