domingo, 5 de junio de 2011

El síndrome de apocalipsis


El fin del mundo es la solución a todos sus problemas, espere sentado a que llegue y no haga nada más al respecto.


Algo se ha venido jodiendo en estos últimos cincuenta años. Hasta finales de los sesenta las posibilidades de vivir en un lugar mejor y aquellos ambiciosos pero bien intencionados proyectos de cambiar el mundo, dependían principalmente de la capacidad de diversos colectivos de organizarse y de poner manos a la obra. Este año, un chanta (porque no hay manera más exacta de definirlo) llamado Harlod Camping, dijo que tras haber estudiado detenidamente la Biblia, esta anunciaba sin lugar a dudas que el fin del mundo sería el 21 de Mayo de 2011. Lo que evidentemente era un gran fiasco para cualquier persona con sentido dos común, tuvo una enorme difusión y propaganda. “Garantizado por la Biblia” podía leerse en un sellito que traían los afiches, como si la Biblia fuera un laboratorio que certifica la calidad de los productos. Además se llamaba a “prepararse” para dicho suceso, de la misma forma que uno puede irse preparándose para un evento importante, ya sea comprando la ropa adecuada, informándose al respecto o haciendo los arreglos que sean necesarios.


Me resultó curioso que en el más bien no religioso Uruguay, tal evento tuviera tanta difusión y estuviera más presente en las conversaciones de lo que suelen estar semejantes idioteces. De alguna forma parece que cada vez hay más gente que tiene ganas de que haya una gran catástrofe que termine con todo y todos de una vez y para siempre. El fin del mundo está dejando de ser un panorama desolador para volverse la esperanza de muchos.


Habrá diferencias de matices, pero creo que todos estamos básicamente de acuerdo que el mundo dista de ser un lugar idílico. No hay que analizarlo muy profundamente, razones saltan a la vista por todos lados. Lo jorobado es que cada vez haya una mayor cantidad de personas que creen que la única solución posible es que venga el enorme cataclismo que nos borre a todos del mapa. Cada uno que piensa así, es un punto a su favor que se suman quienes están muy cómodos y adinerados con el estado actual de las cosas y no tienen el menor interés en que cambien.


El fin del mundo, es a su vez una especie de solución light a todos los problemas actuales de la humanidad, es rápida, bien publicitada, no requiere demasiado esfuerzo de parte de nadie; el hecho de que sea horrorosa e inhumana pasa a considerarse un mal menor.

A menos hasta los años sesenta, las soluciones a los problemas estaban en nuestras manos y no dependíamos de la ira divina o de que un meteorito se escrache contra el planeta. Por supuesto que cuando uno se informa sobre los ideales y objetivos de la mayoría de los movimientos que conformaron el espectro social y político de todo occidente desde mediados del Siglo XIX hasta 1970, queda la sensación de que eran un tanto ingenuos e idealistas como que tuvieron un gran fracaso en líneas generales. Sin embargo fueron estas organizaciones las que fueron logrando que ocurrieran los cambios e hicieron del mundo un lugar un poco mejor para vivir. Gracias a las feministas, las mujeres obtuvieron el derecho a voto en toda democracia que se precie como tal y conquistaron espacios que antes tenían vedados. Los sindicatos y los partidos de izquierda, fueron logrando importantes mejoras en las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados. Minorías raciales como los negros en Estados Unidos, gracias a su capacidad de organizarse, dejaron de ser ciudadanos de segunda y hoy este país tiene al primer presidente negro de su historia, de la misma manera que Brasil, una de las sociedades más clasistas del mundo, eligió en 2003 a un presidente que comenzó trabajando como limpiabotas a los doce años. El trabajo infantil fue erradicado en varios lugares del mundo y la alfabetización lograda, gracias a que junto a los gobiernos, existió el trabajo de mucha gente que tomó estas causas como propias.


Por supuesto, el feminismo, el racismo, la pobreza, siguen siendo problemas en muchos lugares del mundo, aún en aquellos que cité como ejemplo y el mundo sigue siendo un lugar cruel e injusto, pero esa no es razón para perder la perspectivas de las cosas como fueron antes y como son ahora. Es cierto, las grandes utopías no parecen tener cabida hoy en día, yo mismo soy muy escéptico de ellas. Aunque no deberíamos olvidar que hay que luchar por diez para poder avanzar dos, que es mejor remangarse las manos y hacer algo por pequeño que sea, porque las cosas estén mejor que sentarse cómodamente a soñar el fin del mundo. Claro que cuesta más trabajo y uno se presta a ser blanco de críticas, pero es mejor que quedarse quieto y resignarse a que la única solución es gran final.



2 comentarios:

  1. Mierda, led y ahora que hago con el bunker que compre por e-bay!!

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  2. Jajaja,yo quiero que la biblia me devuelva mi dinero;el fin del mundo estaba garantizado por ella así que me siento estafada.
    En serio, para resumir solo podría decir que hoy en día es más aceptable aceptar una catastrofe global que el fin de un sistema como lo conocemos. Como le dije a un alumno,el Apocalipsis es cíclico,lo hemos tenido una y otra vez desde que el mundo nació pero por alguna razón no lo vemos.De todos modos,si se termina el mundo yo me voy para Noruega jajajaja XD

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