martes, 28 de febrero de 2012

Magia de violoncellos





Los vídeos no son míos pero visto que estaban en youtube parto de la base que son del dominio público y que no hay problema en que sean compartidos.

No recuerdo quien me hizo escuchar Apocalyptica por primera vez, si fue Ciro o Guzmán mi profesor de guitarra. Lo que sí recuerdo es que muchos prejuicios se me fueron ese día mientras oía aquellos temas de Metallica deliciosamente ejecutados por un cuarteto de violoncellos. En medio de cierta moda que despertaron en Uruguay, a principios de la década del 2000 me hice con sus primeros dos discos. Tiempo después me enteré que habían sacado un tercer álbum, pero mis prioridades musicales iban en otras direcciones, no me interesé por conseguirlo ni seguí demasiado la carrera de este conjunto finlandés.

Sin embargo cuando me enteré que Apocalyptica iba a tocar en Montevideo no lo dudamos demasiado con mi novia, compramos las entradas y rápidamente me dediqué a investigar sobre el grupo para escribir un artículo al respecto en “La Diaria”; la ocasión lo ameritaba.

Los cuatros integrantes de Apocalyptica no sólo demostraron ser muy buenos músicos sino tener el carisma y el dominio escénico necesario para hacer de un concierto una noche memorable. Nunca he tenido un cello entre mis manos y menos aún he tocado uno, pero debe requerirse un muy buen dominio del instrumento para agarrarlo como si fuera una guitarra eléctrica y tocarlo con total naturalidad. Sin embargo esta decisión escénica resulta importante para que se puedan cumplir con los requisitos visuales que exige un concierto de metal.

Tipe Johnson entró y salió de escena aportando su voz y carisma cada vez que fue necesario. Resulta curioso pero a la vez loable lo bien que parecía aceptar dicho vocalista, siendo un apoyo que la banda necesitaba para interpretar temas que originalmente él no había cantado. Algo bastante extraño considerando que el ego suele ser uno de los principales motores detrás de la creación artística.

Otro aspecto que me llamó la atención es la cantidad de covers de Metallica que hicieron. Supongo que un poco se debe a que son temas muy conocidos, que deben funcionar muy bien en vivo y que permiten otra interacción con el público como el hecho de que canten la letra a coro. También pueda deberse a que saben que la mayoría de nosotros no hemos visto a Metallica en vivo y posiblemente aquella noche sea lo más cercano que estemos a ello.

Una noche de contrastes musicales que tuvo momentos del más puro heavy metal con otros dignos de una gala de música clásica, todos igualmente disfrutables. Sin embargo hubo uno en particular que me quedó grabado en particular, el solo de Perttu Kivilaakso; con una magia tan íntima que parecía estar tocando en una de las tertulias de la pluma azul.